Cath se reporta!
Después de haber sobrevivido de horas de espera en hospital de gobierno...
Una vez más bienvenidos a este rincón perdido y olvidado del internet, mi audiencia es casi nula pero es muy agradable compartir mis experiencias.
Les contaré como fue mi primer regreso al servicio de salud del gobierno.
Hacia 10 años que no pisaba un hospital de gobierno, mi familia la mayoría de las veces arregla todo con medicina naturista pero debido a lo que me paso el día Lunes tuvimos que ir...
Todo iba bien en el día, hasta que al dirigirme al trabajo aplaste mi dedo con la puerta al cerar, pensé que sería un machucón normal, pero al ver el chorro de sangre que cayo al piso y la cara de susto de mi hermano, fue tanta mi impresión que ni siquiera grite ni sentí dolor (cualquiera que hubiera visto creo hubiera llorado pero yo no).
Rápidamente mi hermano me llevo a enjuagar la herida y mi madre busco mis papeles del seguro.
La herida era bastante fea y no paraba de sangrar, tanto mi madre como mi hermano estaban preocupados. Yo seguía bien... no sentía dolor, tal vez el verlos tan asustados me hizo no sentir ; nada; realmente no me explico como no llore después de haber visto mi dedo destrozado.
Así me llevaron al hospital, me hicieron formarme y cuando pase tomaron mis datos y me tomaron una placa, hasta ahí todo iba bien, en donde se complico fue cuando me pasaron al consultorio para que por fin me curaran...
Cuando creí que ya iban a hacerlo, la persona que se supone que suturaría mi dedo aludió a que no había jabón para lavar mi herida y que tendría que esperar. Se fue y no volvió.
La primera hora la resistí bien, veía ir y venir a las personas que iban a ortopedia, la gasa todavía absorbía mi sangre y pensé que ya no faltaría mucho para que me atendieran.
La segunda hora me puse a bromear con las personas que veían mi dedo, trataba de animar a esa gente que como yo, tuvo el día de hoy un accidente.Pienso que una sonrisa puede salvarte en muchos modos.
La tercera hora veía como gente que había llegado después que yo ya salía, mi gasa ya estaba empapada y mi sangre escurría en el piso, una señora de intendencia tuvo la amabilidad de colocar una manta para que mi sangre escurriera ahí (no fuera que manchara el piso). En ese momento solo pensaba en mi hermano que se encontraba afuera esperando. Aunque no sentía dolor me dio miedo desmayarme sin darme cuenta y él no supiera que me pasaba. La gente veía con indignación que mi sangre escurría y molesta fui a preguntar que si ya me iban a atender, que si no había jabón yo misma iría a comprarlo; la respuesta que recibí fue "no hay doctor". Mientras yo veía a un "grupo de doctores" charlando animadamente.
La cuarta hora ya me sentía humillada, cansada y triste, ya no era la dolencia de estar herida si no ver como mi sangre empapaba aquella manta, que fueran y pasaran doctores y nadie hiciera nada. Me sentí pequeña y sola, fue entonces cuando una enfermera se percató de mi y dio aviso de mi condición. Con cuidado me quito la gasa empapada y me la cambio por una nueva, en pocos segundos vino el "mero, mero" de plástica y se fijo desde que hora estaba esperando, mi problema había sido reportado en la mañana y los doctores que estaban ya eran del turno de la tarde (se quejo de algo que no entendí pero me imagino que fue de la insuficiente atención del equipo de la mañana). Viendo mi cansancio, amablemente me dijo que no me preocupara que alguien me atendería inmediatamente. Llegaron hasta mi dos doctores y se pusieron a lavar mi herida y a suturarme, el resultado fue 5 puntadas y mi dedo vendado, me dieron la recomendaciones pertinentes y me explicaron que como no estaba dada de alta en mi clínica no podían ellos expedirme la licencia.
Agradecí su intervención aunque tardía y me marche lo más rápidamente de aquel hospital, curaron mi dolencia física pero dañaron mi espíritu y mi integridad como ser humano, más de 5 horas para atenderme... por 5 puntos en un dedo, como es eso posible?
No quiero desprestigiar a los doctores por eso no he dicho que dependencia es, pero lo mínimo que se puede hacer es no tratar como sacos de carne a los pacientes, la gente se siente mal y triste y con ese trato no es difícil sentirse agobiado y deprimido.
Afortunadamente al día siguiente cuando fui a la clínica que realmente me correspondía, las cosas cambiaron, recibí un trato amable y el doctor al evaluar mi situación me expidió mi licencia médica para mi trabajo. Me explicó como podía surtir mi receta y luego de toda una odisea, sentía como las cosas iban tomando su orden habitual.
Tal vez solo fue un dedo pero para mi fue toda una experiencia. Esperemos que con el tiempo el trato en la salud pública cambie al igual que la forma de pensar de algunos doctores.
Es todo por ahora
Cat fuera.
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